El estilo de vida de la sociedad crea una tensión enorme. Las metas principales son triunfo, poder y fama. Estas metas generan individuos con fuertes rasgos de agresividad, ambición, impaciencia y competitividad. Debido a esto las personas son propensas al estrés. Esta hiperactividad por lograr afán de poder obliga a endurecer el cuerpo para poder aguantar la presión y la carga que se va acumulando con dicho funcionamiento. El EXCESO de tensión conduce al organismo a diferentes tipos de enfermedades, que dependerán de la estructura corporal y psíquica.
Hay dos opciones principales: 1) puede que nos convirtamos en individuos ansiosos con tendencia a reaccionar con ALTERACIONES PSÍQUICAS (hiperactividad y dispersión mental, pensamientos obsesivos, etc…); 2) puede que desorganicemos nuestras funciones BIOLÓGICAS (insomnio,cefaleas, dolores musculares, enfermedades cardíacas, hipertensión, úlceras, etc.), SIN SÍNTOMAS PSÍQUICOS APARENTES. Esto último está relacionado con la depresión.
Ocasionalmente, todos nos sentimos melancólicos o tristes. Estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y desaparecen en unos días. Pero cuando tenemos TRASTORNOS DEPRESIVOS, hay inferencia en la vida diaria y el desempeño normal, y hay dolor tanto para nosotros como para quienes se preocupan por nuestro bienestar. La DEPRESIÓN es una enfermedad grave y más común de lo que piensas. Muchas personas con una enfermedad depresiva nunca buscan tratamiento. La mayoría de quienes la padecen necesitan tratamiento para mejorar.
Profundas investigaciones de la enfermedad han resultado en el desarrollo de medicamentos, psicoterapias, y otros métodos para tratar a las personas con este trastorno incapacitante.
Qué es la depresión
Es el trastorno del estado de ánimo. Involucra algo más que estar triste o que llorar mucho, o aún más severo que estar cansado. Se observan problemas para dormir: sueño inquieto y despertares frecuentes, que hacen que el individuo se incorpore con frecuencia en la madrugada, siendo muy difícil el re-iniciar su sueño; presenta además fatiga y una sensación de pérdida de energía, que se manifiesta con una gran dificultad para empezar la mayoría de las acciones que habitualmente realizaba fácilmente. Por ejemplo: Un ama de casa tiene problemas para hacer cosas tan comunes como el arreglo de su hogar, y aun el arreglo personal.
El deprimido puede tener disminución importante en su apetito, lo cual lo lleva a bajar de peso, y también suelen tener problemas de concentración y memoria.
Otro apetito, que está disminuido de manera importante es el deseo sexual. Lo normal es que las personas, tengan deseo sexual, y que esto los motive a la búsqueda de pareja y el realizar una relación sexual, o tener fantasías respecto a lo anterior. Pero el enfermo con depresión esta materialmente en ausencia del deseo sexual, y por supuesto, esto puede tener cierto impacto en sus relaciones interpersonales, principalmente en el área marital.
Un aspecto serio del problema del deprimido es que presenta constantemente ideas de muerte. Estas van desde ya no querer estar vivo, pidiéndole a Dios, el que “los recoja”, hasta la maquinación de su propia muerte, que en ocasiones, se llevan a cabo.
La depresión clínica es, pues, un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria DURANTE UN PERÍODO DE TIEMPO PROLONGADO.
Síntomas
El síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad, tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad o trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. La persona enferma y deprimida se siente apática y sin deseos de atender sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo de recuperación.
Otros síntomas específicos son:
- Sentimientos de vacío, desesperanza y/o pesimismo. Sentimientos de culpa, odio a sí mismo, inutilidad, y/o impotencia. La baja autoestima es común con la depresión, al igual que los arrebatos repentinos de ira.
- Inquietud.
- Pérdida de interés en las actividades o pasatiempos que antes se disfrutaban, incluso las relaciones sexuales
- Fatiga y falta de energía
- Dificultad para concentrarse, recordar detalles, y para tomar decisiones
- Insomnio, despertar muy temprano, o dormir demasiado
- Comer excesivamente o perder el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
- Pensamientos suicidas o intentos de suicidio
- Dolores y malestares persistentes, dolores de cabeza, cólicos, o problemas digestivos que no se alivian incluso con tratamiento
- Movimientos físicos agitados o lentos
Causas
Hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos derivados de una decepción sentimental, la observación o vivencia de un accidente, una relación dificultosa, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte. También hay otros orígenes, como una asimilación inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores hereditarios o un condicionamiento educativo.
La pérdida de un ser querido, los problemas en una o en muchas de sus relaciones interpersonales, los problemas económicos o cualquier situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio depresivo. La depresión suele desencadenarse, pues, frente a un estado de indefensión e inseguridad profunda, producido por alguna pérdida afectiva o laboral. La persona se siente incapaz de hacer frente a su propia vida, llegando a infravalorarse y a desestimarse.
Es frecuente que las personas con poca autoestima se perciban a sí mismas y al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. Hay sensación de atascamiento y derrumbe, producto de la lucha y pérdida de energía causada por las dos alternativas de RETENER o EXPRESAR los sentimientos y pensamientos.
Otros factores biológicos (hormonales) o sociales (sociedades machistas, la doble carga de trabajo, etc.), pueden ser factores determinantes de que las mujeres sean mucho más vulnerables a desarrollo de depresión que los hombres. Se sabe por ejemplo que las mujeres casadas, padecen con más frecuencia depresiones que los hombres.
Algunas enfermedades físicas pueden conducir a la depresión. Por ejemplo: las enfermedades tales como los accidentes cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales pueden llevar a una enfermedad depresiva, probablemente porque esas enfermedades limitan o alteran tremendamente las actividades de la persona.
En realidad, la DEPRESIÓN ES UNA FALLA EN LOS MECANISMOS DE ESTRÉS. En cierto modo, el estrés es útil para nuestra supervivencia. Cuando reaccionamos ante situaciones peligrosas, tenemos un estado de exceso de actividad, nuestro corazón va más de prisa (taquicardia), tenemos mayor riego sanguíneo al cerebro y músculos, y nuestras pupilas se dilatan. Todo esto para atacar o huir. Pero esta situación, que en general se presenta de manera aguda se va atenuando, en la medida que la situación que nos provoca el estrés va disminuyendo. Pero si el estrés PERSISTE de manera continua, o eventualmente se agregan otros estímulos estresantes, entonces nuestro sistema ya no puede resistir y decae. Se produce la depresión.
A nivel químico, se ha observado que las personas deprimidas tienen bajos niveles de neurotransmisores (serotonina, norepinefrina, dopamina), lo que causa la depresión.
Una baja cantidad de NOREPINEFRINA produce una disminución en el nivel de energía, en el interés para hacer las actividades habituales, y aun para divertirse.
Una disminución de SEROTONINA causa ansiedad, angustia o nerviosismo. Se ha observado que los niveles de serotonina muy bajos en el líquido cefalorraquídeo, produce tendencia al suicidio. La SEROTONINA regula el apetito y de la sexualidad, dos de las funciones que ciertamente se encuentran alteradas en el enfermo deprimido.
También hay un agotamiento de la DOPAMINA. Este neurotransmisor, participa en la regulación del movimiento fino, y en los aspectos que tienen que ver con la experiencia para experimentar placer. En el enfermo con depresión, la disminución de la dopamina, hace que el paciente tenga dificultades para disfrutar las cosas o actividades que antes solían causarle placer. Por ejemplo, si antes gozaba con ir a un concierto, ver una película o simplemente ver un atardecer, ahora estas actividades no sólo no le interesa, sino que las encuentra inclusive aburridas.
Lo que ocurre en un cuerpo deprimido
Cuando un individuo es injustamente agredido por su entorno, se siente herido. A partir de allí, su conducta seguirá uno de estos dos caminos:
1.- Se estresará y se volverá ansioso. Lo que hace será utilizar su rigidez e hipermotricidad para escapar de la amenaza externa e interna. Se apega a la actividad, a un ritmo de vida acelerado y caótico, quizás como una manera de preservarse del miedo al fracaso o al pánico de vivir en una inestable fragilidad.
2.- Se inmoviliza ante la incapacidad de enfrentarse al mundo. Se defiende del peligro exterior huyendo hacia el interior, encerrándote y luchando contra dicha amenaza. Si no puede defenderse ni expresar su dolor, automáticamente su organismo entrará en un estado de alarma, cerrándose y retrayéndose hacia tu interior, como si quisiera proteger lo más íntimo de su ser: su alma. Si la fuente de agresión persiste, su organismo se acorazará.
Cada una de estas dos formas defensivas y opuestas puede cambiar de dirección. Cuando estando ansioso (estresado), el ritmo se acelera, pero el individuo no puede seguir aguantando dicho ritmo acelerado en el que vive, su cuerpo “estalla” y cae en picada hacia un derrumbamiento(¡basta, ya no puedo más!). Por el contrario, si tiene tendencias DEPRESIVAS, AGUANTA sufriendo la tensión interna; pero llega un momento en que “explotas” en forma de actitudes descontroladas cargadas de irritabilidad y/o violencia.
Tanto la ansiedad como la depresión, entonces, son dos formas de DESCENTRARSE de sí mismo, de perderse y de desconectarse de la relación con los demás.
En una persona con ANSIEDAD el flujo energético se reduce, o mejor dicho sólo Circula por la superficie de manera discontinua y caótica. En el individuo con DEPRESIÓN parece llegar a pararse.
Al comienzo, el deprimido, cree que está enfermo de algo diferente a la depresión: dolores de cabeza, espalda, sensación de piernas y brazos pesados, fatiga, decaimiento. Posteriormente pueden aparecer las ideas de tristeza, recuerdo persistente de experiencias tristes, desagradables y embarazosas que se tuvo en el pasado, y entonces se aísla, se le dificulta el trato con los demás, se torna irritable, sombrío, está constantemente con ideas de culpa por eventos del pasado. Finalmente, cuando menos espera, está DE NUEVO deprimido.
Enfermedades relacionadas con la depresión
El trastorno de estrés posterior a un trauma acompaña frecuentemente a la depresión. El trastorno de estrés postraumático es una enfermedad debilitante que puede aparecer como resultado de una experiencia aterradora o muy difícil, tal como un ataque violento, un desastre natural, un accidente, un ataque terrorista, o un combate militar.
Las personas con trastorno de estrés postraumático a menudo reviven el suceso traumático con escenas retrospectivas (retroceso al pasado), recuerdos, o pesadillas. Otros síntomas incluyen irritabilidad, arrebatos de ira, profundo sentimiento de culpa, y evasión de pensamientos o conversaciones sobre la experiencia traumática. Las personas que padecen trastorno de estrés postraumático están especialmente predispuestas a tener depresión.
El abuso o la dependencia del alcohol o de otras sustancias también pueden ser coexistentes con la depresión, porque se ha encontrado relación entre los trastornos del ánimo y la adicción al alcohol.
La depresión a menudo coexiste con otras condiciones médicas como enfermedad cardiaca, derrame cerebral, cáncer, VIH/SIDA, diabetes, y la enfermedad de Parkinson. Por eso, las personas que padecen depresión además de estas enfermedades médicas, tienden a presentar síntomas más graves. Se adaptan con mayor dificultad a su condición médica. Los costos médicos de recuperación son más altos. Asimismo, el tratamiento de la depresión puede ayudar a mejorar la evolución de la enfermedad concurrente.
Depresión en las mujeres
La depresión se da en la mujer con una frecuencia que es casi el doble de la del varón.
Tal vez es porque muchas mujeres enfrentan el estrés adicional del trabajo y de las responsabilidades del hogar, cuidado de los hijos y padres ancianos, maltrato, pobreza, y tensiones de las relaciones. Sin embargo, se ha concentrado que algunas mujeres que enfrentan desafíos inmensos padecen de depresión, mientras que otras con desafíos similares no la padecen. Las hormonas sexuales femeninas parecen modular de alguna manera el desarrollo y la gravedad de los cuadros depresivos. El embarazo, así como el posparto y la menopausia, constituyen una época en la que hay un aumento en la incidencia de depresiones. La depresión también se vincula con la disminución paulatina de las hormonas sexuales a lo largo de la vida.
Depresión en los hombres
Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de acudir al alcohol o a las drogas cuando están deprimidos, frustrados, desalentados, irritados, enojados. Algunos hombres se refugian en el trabajo para evitar hablar acerca de su depresión con la familia o amigos o comienzan a mostrar un comportamiento imprudente o riesgoso. En algunos países, hay más suicidas varones.
Conclusiones y observaciones
La crianza, el tipo de relación que nuestros padres han tenido, la forma en que ellos nos han tratado, puede crearnos cierta vulnerabilidad para el desarrollo de depresión en etapas posteriores de nuestra vida.
Una mala calidad en la relación entre los padres, o aun la ausencia real o simbólica de alguno de ellos o de los dos, pueda llevar a una modificación en nuestra respuesta a eventos estresantes, y a una facilidad para el desarrollo de cuadros depresivos. Se ha propuesto que la pérdida de un padre antes de los 10 años, conlleva a una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de depresión. Por ello, los miembros de familias estables son más felices.
Es mejor experimentar diversos tipos de sentimientos y emociones, aprender a partir de ellos. Así podremos reorganizarnos y adquirir una manera nueva y adecuada de reaccionar y funcionar. Para eso necesitamos un cuerpo flexible, cargado de energía, vivo, que no quede atrapado en patrones depresivos y/o hiperactivos. En lugar de negar o luchar contra nuestros sentimientos para controlarlos, es mejor poder sentirlos y acompañarlos en su expresión real hacia el mundo. Para ello hay que estar siempre bien informados y actuar con libertad, pero con corrección.
Para terminar, he aquí algunas palabras para los que sufren de depresión y fuman a pesar de las desastrosas consecuencias para la salud:
Algunos enfermos deprimidos fuman. Con el tiempo, cada vez que desean abandonar el tabaco, se agrava su depresión. Si no fuman, se deprimen más. En realidad, La nicotina del tabaco, es una sustancia que actúa sobre unos receptores neuronales llamados receptores nicotínico. La acción de la nicotina sobre estos receptores produce la liberación acetilcolina, DOPAMINA, serotonina y norepinefrina. En una persona deprimida, en donde estas mismas sustancias están disminuidas, el fumar hace que se aumenten momentáneamente estas sustancias; por eso se siente con “MEJOR” estado de ánimo. Es verdad que hay una mejora en la concentración y memoria, aunque el costo a la larga sea repercusiones de otro tipo en la salud, como el cáncer pulmonar.
Una persona se vuelve adicta a la nicotina porque se libera DOPAMINA en el cerebro cada vez que se inhala una bocanada de humo de tabaco. Esta experiencia GRATIFICANTE para el fumador provoca dependencia y, posteriormente, es muy difícil que deje de fumar. De modo que, si estás deprimido y tienes la costumbre de fumar para “sentirte bien”, ya sabes lo que te espera si insistes en fumar: dependencia, más depresión y cáncer.